Reseña "Saber perder" de David Trueba.

JOSEP SANTILARI

Este es el tercer libro de David Trueba aunque el primero que leo de él y no será el último. Si os gusta el cine reconoceréis enseguida al autor, se trata del guionista, actor, periodista, escritor español y sobretodo director, su última película es Vivir es fácil con los ojos cerrados, con la cual se llevo el Goya al mejor director y a la mejor película, entre otros seis galardones. Su hermano es además, el oscarizado Fernando Trueba. 
Con esta novela ha conseguido el Premio Nacional de la Crítica de 2008.

Saber perder empieza cuando Sylvia cumple 16 años, y para celebrarlo organiza una fiesta falsa donde solo ha invitado a una persona. Horas después sufrirá un accidente que le servirá de entrada en la vida adulta. Es una adolescente en tierra de nadie, ya no es una niña, pero tampoco una adulta, va viajando a la deriva hasta que tropieza con Ariel. Su personaje engloba el espíritu de la novela, la búsqueda de la aceptación y de su lugar en el mundo.

En esta novela nos encontramos con cuatro historias entrelazadas, la de los cuatro protagonistas, una mezcla de lo más variopinta: Sylvia la adolescente de 16 años, Ariel un joven futbolista argentino que llega a España, Lorenzo el padre de Sylvia al que acaba de abandonar su mujer, y Leandro, padre de Lorenzo y abuelo de Sylvia que no acepta el paso del tiempo.

Es sin duda una historia de perdedores, tanto es así que por momento sientes la necesidad de cerrar sus paginas por el pudor como si estuvieras espiando las miserias de tus vecinos, sobretodo las de Leandro y Lorenzo. En esto el autor ha sabido recrear un aura de tristeza que acompaña a lo largo de las 544 paginas; todos en diferente medida atraviesan por una etapa compleja de su vida, cargada de la amargura de ver que los sueños se pierden, donde la melancolía se filtra a través de las grietas del corazón, así como el deseo que bien relata Trueba en esta cita del libro:

El deseo trabaja como el viento. Sin esfuerzo aparente. Si encuentra las velas extendidas nos arrastrará a velocidad de vértigo. Si las puertas y contraventanas están cerradas, golpeará durante un rato en busca de las grietas o ranueras que le permitan filtrarse. El deseo asociado a un objeto de deseo nos condena a él.

La forma de narrar del autor me ha sorprendido, esta escrito con mucha fluidez que hace que sea una lectura fácil y para nada lenta, con frases cortas y diálogos creíbles e ingeniosos. Las historias se entremezclan entre ellas sin dejar de perder su propia autonomía, además nos encontramos con unos personajes muy bien definidos, con los que no te cuesta sentirte identificado. La novela toca temas universales como el amor, el despertar del sexo, la violencia, el miedo al envejecimiento, el mundo del fútbol, la inmigración, y la muerte.
Sin duda la historia de Leandro es la que más me ha impactado, pero me quedo con cada uno de ellas sin excepción porque los cuatro son perdedores que consiguen encajar la derrota y vislumbrar una tenue luz de esperanza. ¿Quién no es un superviviente?